El 2 de abril de 2000, el Leganés viajaba hasta tierras pacenses para medirse al Badajoz. Los pepineros, entrenados por Enrique Martín, llegaban en un gran momento de forma, después de cuatro victorias consecutivas que les habían alejado de los puestos de descenso, en los que habían pasado gran parte de la primera vuelta, y colocado a solo cinco puntos de la zona de ascenso a Primera División. Además, los cuatro triunfos anteriores habían llegado dejando la portería a cero.
Ese día en El Vivero, el Leganés alineaba a: Raúl; Julián Ronda, Fede Bahón, Joyce Moreno, José María; Merino, Puñal; Zuluaga, José Mari, Antonio López; y Pachón. Arteaga y Teixeira entraban en la segunda parte. Los locales se adelantaban en la segunda mitad con un gol del ex pepinero Gallego, que lograba que el Leganés encajara un gol 508 minutos después, su mejor marca en Segunda División. En la recta final, Merino rescataba un punto para los blanquiazules, que se ganarían vivir un plácido final de temporada.
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